Viviendo tu pacto con Dios

Viviendo tu pacto con Dios

18 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. 19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones,bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” Mateo 28:18

Como creyentes, tenemos que saber que la predicación del Evangelio tiene poder. Hay una estadística que dice que el 73% de los pastores no están preparados para trabajar con el trauma de una persona, pero es que un pastor no tiene por qué ser psicólogo o experto en consejería. El trabajo de un pastor es predicar el Evangelio, y si se predica el Evangelio y alguien lo recibe y entiende lo que es el poder de la sangre de Cristo, lo que es ser regenerado, justificado, restaurado por el Señor, su vida cambia para siempre. Y eso debe ser suficiente para que haya un nuevo y verdadero comienzo en la vida de una persona.

No es que una consejería no sea importante, o que un adiestramiento no tenga valor, o un seminario no pueda ser herramienta de desarrollo; pero tú no puedes depender de eso. Tu dependencia tiene que ser el poder del Evangelio. Un pastor que quizás no tenga ningún título, pero predique el Evangelio, tiene la herramienta necesaria para erradicar los males que puedan existir en el corazón de una persona. Si no creemos eso, lo que estamos diciendo es que el Evangelio no es efectivo para solucionar todos los problemas. Eso le quitaría el valor a lo que Cristo hizo por nosotros en la cruz del Calvario.

¿Por qué hay que cumplir con la gran comisión? La iglesia nunca cumplirá con la gran comisión si primero no le ve valor al hombre, a la humanidad, si pensamos que la humanidad está perdida y que no sirve para nada, que esta carne se tiene que perder. Mientras no le veamos valor a la humanidad, no veremos razón para predicar el Evangelio. Porque detrás de la predicación del Evangelio no tan solo está la reconciliación de Dios con el hombre, sino la transformación del hombre aquí en esta tierra para que cumpla con su misión y llenemos esta tierra de hombres y mujeres transformados por el poder de Dios.

En la historia del pueblo de Israel, vemos cómo Dios les da en el desierto los diez mandamientos. A un pueblo nómada que había sido esclavo, le da los diez mandamientos porque, entre otras cosas, Dios quería demostrarle al mundo que alguien que le sirva con fe y cumpla con su palabra, puede convertirse en una nación y ser transformado. Un pueblo esclavo, nómada, se convirtió en una de las naciones más poderosas porque un día, en el desierto, cuando eran nadie, tomaron una palabra de parte de Dios, aprendieron a vivir conforme a lo que Dios dice que tenemos que vivir, y esa gente hoy es una de las naciones más poderosas. Todo el que sea capaz de tomar el Evangelio y vivir por lo que el Evangelio dice, tiene la misma capacidad en sí de recibir la transformación. Pero para eso, tenemos que ver el valor que tiene el ser humano.

El ser humano tiene tanto valor que aun desde la creación vemos la diferencia entre la manera en que Dios creó al ser humano y cómo creó a los animales, por ejemplo. Dios dijo: sean los peces del mar. Primero, los hizo en plural; y segundo, con lo que Él dijo, se hicieron. Así mismo las aves. Pero cuando fue a crear al hombre, habló acerca de su intención de crearlo a su imagen, pero el hombre no apareció sino hasta el segundo capítulo. Y Dios creó a Adán y Eva más que con sus palabras; Él tomó el tiempo de formarlos y de poner de su aliento de vida sobre ellos.

Tú eres una creación especial de Dios aquí en la tierra, y por eso es que tenemos que predicar el Evangelio porque a través del Evangelio puedes llegar a ser todo lo que Dios quiere que tú seas.

No puedes ver el mandato de la Gran Comisión como algo necesario para la iglesia hacer y completar, sino hasta que entendamos que este mandato es uno que es parte del pacto divino. La Biblia está dividida en Antiguo y Nuevo Testamento, o Antiguo y Nuevo Pacto. Una de las cosas más poderosas que podemos ver de Dios, es el pacto que Él hace con el hombre, con la humanidad. Muchos versos en el Nuevo Testamento nos dicen que no pudiendo jurar por otro mayor, hizo juramento por sí mismo, y por eso es que envía a Jesús para que muriera por nosotros en la cruz del Calvario. Dios tenía un compromiso, un pacto que nadie le obligó a hacer, pero Él se obligó a sí mismo a hacerlo por amor al hombre. Cuando miramos la Gran Comisión, vemos que es parte del seguimiento de ese pacto de Dios con el hombre.

Los versos que nos hablan de la Gran Comisión, incluso están estructurados a modo de pacto. Cuando estudiamos la palabra, tenemos que ver más allá de los escritos. Deuteronomio, por ejemplo, es la segunda ley. Vemos de nuevo lo que pasó en Éxodo, pero esta vez Moisés le dice al pueblo que no hagan lo mismo que hicieron sus padres. Esa advertencia no la vemos en Éxodo. Vemos en Deuteronomio la ratificación del pacto que Dios había hecho con Abraham. Deuteronomio es Dios cumpliendo con la promesa que le había hecho a Abraham de que algún día libertaría a su pueblo de Egipto. Y en la estructura de Deuteronomio vemos a Dios ratificando el pacto que había hecho, a pesar de la rebeldía del pueblo de Israel. El pueblo se rebela, pero eso no quita el hecho de que Dios quiere cumplir con su pacto. El pueblo comete el error de dudar en el desierto, pero eso no le da a Dios una excusa para no cumplir lo que le prometió a Abraham. Abraham creyó en una promesa, en un pacto; sus descendientes no lo entendieron y no pudieron entrar, pero la palabra de Dios sigue vigente. Dios le habla a aquella generación y les dice: hay un pacto y yo lo voy a cumplir, sin importar que sus padres hayan fallado, yo voy a cumplir mi parte, ustedes cumplan la suya. Dios cumple su palabra. Así es como Él opera a través de toda la Biblia.

“18 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. 19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones,bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” Mateo 28:18

En estos versos, hay una estructura de escritura de pacto. En otras palabras, Jesús estaba diciendo: Dios tiene todo el poder, tengo toda la autoridad, y esto es lo que te estoy pidiendo que hagas, esta es la parte de ustedes, ya yo cumplí mi parte, ya tengo toda autoridad y poder; ustedes vayan, discipulen, y si ustedes hacen eso, hay una bendición, algo que va a ocurrir: yo voy a estar con ustedes hasta el fin del mundo. Es Dios mostrando al hombre: yo cumplí mi palabra, vencí al enemigo, cumplí lo que dije en Génesis 3:15, toda potestad me ha sido dada; ahora ustedes cumplan su parte y yo voy a estar con ustedes todos los días de su vida.

La estructura gramatical de Mateo 28 es una estructura de pacto. Dios es un Dios de pacto.

“Bendijo Dios a Noé y a sus hijos, y les dijo: Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra. 2 El temor y el miedo de vosotros estarán sobre todo animal de la tierra, y sobre toda ave de los cielos, en todo lo que se mueva sobre la tierra, y en todos los peces del mar; en vuestra mano son entregados. 3 Todo lo que se mueve y vive, os será para mantenimiento: así como las legumbres y plantas verdes, os lo he dado todo. 4 Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis.5 Porque ciertamente demandaré la sangre de vuestras vidas; de mano de todo animal la demandaré, y de mano del hombre;” Génesis 9:1-5

El pecado del hombre no quitó el deseo de Dios de que el hombre dominara la tierra. Cuando Dios crea al hombre, dice: hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza, y señoree, tenga dominio sobre todas las cosas. El hombre peca; cuando entramos a Génesis 9, la Biblia dice que llegó un punto donde la maldad era tanta, que Dios trajo el diluvio, eliminando toda esa generación, y ahora cuando Noé sale del arca, Dios ratifica su pacto, y dice: el pecado del hombre no me ha quitado el deseo de que el hombre domine sobre toda la tierra. No importa lo malo y lo corrupto que el hombre se volvió, el deseo de Dios es que todavía el hombre domine sobre toda la tierra. Cuando vamos al Nuevo Testamento, dice que la creación gime aguardando la manifestación de los hijos de Dios. La iglesia quiere ver la manifestación de Dios, pero la creación quiere ver la manifestación de los hijos de Dios porque la tierra está sujeta y lo único que va a quitar el problema en que se encuentra el planeta tierra, es que los hijos de Dios tomemos autoridad sobre la tierra, tomemos dominio, conquistemos la tierra. La tierra completa está gimiendo, clamando por que tú hagas lo que tienes que hacer para cumplir la misión.

Hay gente esperando que tú progreses, que prosperes, que sigas hacia delante, que les hables, que les ministres, que les inspires.
DIOS ES BUENO !!

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