¡No más frustración!

¡No más frustración!

No consultes tus miedos, pero sí tus esperanzas y tus sueños. No pienses en tus frustraciones, sino en el potencial que todavía tienes. No te preocupes por lo que trataste de hacer y no resultó, sino piensa en lo que es posible que todavía puedas hacer.” – Papa Juan XXIII

Son tus sueños y tus esperanzas los que te deben impulsar a decir: Voy a progresar, voy hacia delante, voy a luchar. Tus frustraciones tienen que ver con lo que no has podido hacer o alcanzar; es como te sientes en este estado, en este momento por tus limitaciones. Pero piensa en el potencial que todavía tienes, en el potencial que puedes tener.

Todos, en algún momento, hemos sentido frustración, un sentimiento de insatisfacción acompañado por pensamientos depresivos o de ansiedad, que resultan en necesidades y problemas mentales para procesar aquello que atraviesas. La frustración limita el proceso mental, la manera en que procesas las circunstancias que estás viviendo. El filtro de la frustración provoca que la gente no pueda tomar decisiones correctas.

Una de las cosas que pasa con la frustración en tiempos como el que estamos viviendo, es que mucha gente toma hábitos erróneos porque la frustración te hace vivir el presente de forma errónea tomando esos hábitos innecesarios porque no ves un futuro para ti. Muchos en esta cuarentena están tomando hábitos en su vida que, en vez de llevarlos al progreso, a la victoria, lamentablemente, les van a llevar eventualmente a la destrucción. No morirán por el coronavirus, pero sí por los hábitos que están tomando en sus vidas personales. Morirán emocionalmente, espiritualmente. Familias, en vez de progresar, quedarán destruidas; economías completas caerán. Han recibido ayudas y han comprado cosas innecesarias. Pero Dios va a traer libertad a tu vida y a tu corazón.

La frustración es ese sentimiento de insatisfacción que se une a pensamientos depresivos y de ansiedad. La depresión es cuando tienes exceso de pasado, cuando tu mente está constantemente recordando el pasado, lo que pasó, de manera negativa, dándole un mal significado a todo lo que ocurrió, y por lo tanto entras en ese estado de depresión. Es muy difícil tener depresión por el futuro, por algo que todavía no ha ocurrido. Miedo es por el ahora, y no es totalmente malo porque te ayuda a levantar tus defensas para protegerte de cosas que te pueden amenazar y hacerte daño, te alerta para tomar las decisiones correctas. El miedo desaparece cuando vas aprendiendo, teniendo seguridad. Tu miedo no desaparece por buenas noticias, sino porque la presencia de Dios va contigo, caminando a través del valle de sombra de muerte. Por el contrario, la ansiedad, es demasiados pensamientos en el futuro, es cuando tu mente piensa negativamente del futuro, es cuando procesas lo que estás pasando hoy, lo miras al futuro y ves tu futuro lleno de problemas. Todavía no ha ocurrido y ya estás preocupado; ahí es que comienza la ansiedad.

La insatisfacción puede llegar a tu vida por diferentes cosas. Y esa insatisfacción puede mezclarse, unirse a pensamientos depresivos, creando una bomba, algo que destruye la psiquis, la mente, las emociones; descontrola a la persona. Y la gente no se da cuenta que, cuando se mezclan estas cosas, se intensifica la insatisfacción y lo que hace es que lo confirma; confirmas que sí debes sentirte insatisfecho hoy por lo que te pasó años atrás. Esa mezcla es la que provoca que la gente viva en total frustración.

Varias cosas producen un sentido de insatisfacción:

La complejidad de la vida. En la vida enfrentamos situaciones complejas. Lo que no habías aprendido acerca de internet y computadoras, en cuestión de días has tenido que aprenderlo. Antes te frustrabas porque no era fácil aprenderlo; ahora has estado obligado a aprenderlo, por lo tanto, has vencido la frustración que te daba antes el encender una computadora, porque estás obligado a hacerlo para poder vivir en este tiempo. La verdad es que no es tan sencillo.
Cuando te enfocas en el fracaso que has tenido. Intentas hacer algo y no te sale como pensabas, como querías, y ahora ese fracaso personal que acabas de experimentar provoca insatisfacción. Pero lo que tienes es que identificar qué hiciste mal, qué es lo que debes mejorar y cambiar.
Cuando tienes expectativas irreales. Haces metas, proyecciones, pero no desde la fe sino desde unas ilusiones erróneas, haciéndote expectativas que no deberías tener; entonces, te frustras con la gente porque esperas de la gente más de lo que debes esperar. En una ocasión, Jesús sanó a diez leprosos; solo uno regresó por agradecimiento, y a ese le dio lo mejor que tenía, la salvación completa. Jesús no se ilusionó con los diez leprosos, para no desilusionarse cuando no los viera regresar. Él hizo lo que tenía que hacer, no puso expectativas muy altas, no puso expectativas irreales. Para tú tener progreso, tienes que tener metas, sueños, visiones. Ahora bien, hay que ver qué es una meta racional, inteligente, porque ahí estriba el que tú seas capaz de trabajar la frustración de forma correcta.
La falta de dirección. Una persona se frustra cuando no tiene dirección, cuando no sabe cuáles son los próximos pasos a tomar, cuando no sabe a dónde ir, las próximas decisiones que tiene que hacer. Cada vez más necesitamos la correcta dirección para tomar los pasos necesarios para salir adelante en el futuro que tenemos delante.
El poco control de la situación. Una de las cosas que más nos frustra es cuando perdemos el control de la situación, y nos afectan. En esta cuarentena, por ejemplo, hay montones de cosas que tú no puedes controlar. Tú no puedes controlar las decisiones del gobierno, de tus amigos, de tus vecinos, del que está a tu alrededor. Ese poco control en ciertos momentos nos frustra.
Es importante entender cuáles son las fuentes de frustración para que, cuando lleguen momentos de insatisfacción, los proceses correctamente. Identifica cuál es el pensamiento que te está afectando. Por supuesto, los creyentes sabemos que no tenemos el control de todo, pero Dios es Soberano. Tú no puedes controlar todas las cosas. La gente es como es, y el único sobre el cual tú puedes tomar control -y a veces ni eso – es sobre ti mismo. Por eso tienes que depender del Espíritu Santo. Así que, si tu frustración viene porque estás tratando de tomar control de las cosas de las que no puedes tomar control, entonces, la solución es orar y depender más de Dios. Si tu frustración viene porque hiciste expectativas irreales, tienes que sentarte a analizar y reconocerlo. Si estás falto de dirección y es por eso que estás frustrado, entonces busca alguien que te enseñe, un mentor, busca un libro, lee la Palabra, para que entonces comiences a trabajar con ese pensamiento inmediatamente, buscando la solución, de manera que no se añadan todos los demás pensamientos que intensificarían ese sentimiento.
DIOS ES BUENO !!

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