En Dios encuentras el éxito.

En Dios encuentras el éxito.

Navegar es saber ubicar dónde te encuentras y escoger una ruta segura para llegar donde tú deseas llegar. Es un proceso de vida que te lleva a tomar responsabilidad sobre tus decisiones y sobre los cambios. Navegar requiere habilidades, herramientas; y tienes que aprender a tener confianza en los instrumentos que vas a usar. Tienes que aprender, además, a confiar en tu capacidad de tomar decisiones. Si vas a navegar a tu futuro extraordinario, es necesario tomar riesgos y reajustar tu ruta conforme sea necesario. Tienes que valorar más la acción que la contemplación. Y por último, debes registrar, documentar tu camino.

“13 Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.” Juan 16:13

Dios es nuestro compás; Padre, Hijo y Espíritu Santo. Tu compás es la palabra de Dios, tu relación con el Espíritu Santo que te va a guiar, a dirigir. El Norte para nosotros representa los pensamientos; el Sur, las emociones; el Oeste, el tiempo; el Oeste, tus hábitos. Esas cuatro áreas tienen que estar regulados por Dios, por su palabra: Tus pensamientos, tus emociones, tus hábitos y el manejo de tu tiempo. Esa es la única manera de navegar en tu vida y que sea una extraordinaria. Y debes aplicar estas cuatro cosas en todas las áreas de tu vida: El área espiritual, familiar, emocional, física o de salud, tus relaciones, tus finanzas, la comunidad, tu área empresarial o profesional y el área ministerial. Para cada una de estas áreas, Dios tiene una promesa; y cuando llega la noche y no sabes qué va a pasar con tu familia, tú debes mirar las estrellas del cielo, y decir: Dios tiene promesa para mi vida. En las noches más oscuras de Abraham, él podía mirar al cielo y recordar que Dios le dijo que así sería su descendencia. Y en tus noches más oscuras, tú puedes hacer lo mismo.

Lo que es extraordinario para unos, no necesariamente lo es para otros. Pero sí todos podemos alcanzar una vida extraordinaria. Si tú usas el compás en cada área de tu vida, puedes alcanzar una vida extraordinaria. Enfócate en alcanzar estas cosas en cada área:

Llegar a ser uno con Dios. Lleva tu relación con Dios al máximo. Si al café le añades leche, ahora tienes café con leche. Y ¿cómo tú separas el café de la leche? No puedes. Después que tú tienes y unes dos sustancias, después que te unes con Dios, separarte es muy difícil. El café con leche seguirá siendo café con leche; lo único que puedes hacer es añadirle más café para oscurecerlo, o más leche para aclararlo. De la misma manera, una vez te unes a Dios, una de dos: O eres más carnal, o más espiritual. ¿De qué estás añadiendo más? ¿De ti, o de Dios? Pero eres uno con Dios, y la idea es llegar a un punto en que estés en sincronía con Él.
“21 para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. 22 La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. 23 Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.” Juan 17:21-23

Esta es la última oración de Jesús: Que algún día sus discípulos tuvieran la misma experiencia con Dios que él tenía, que fuesen uno, que hablaran lo que Dios habla, pensaran lo que Dios piensa, caminaran donde Dios quisiera que ellos caminaran. Eso es una vida extraordinaria. Esa vida de Jesús no le hizo exento de problemas; tuvo dificultades, pero a pesar de todas ellas, llegó a lo último de su vida y pudo decir que fue uno con Dios. Eso es lo que el apóstol Pablo decía: Nada me podrá separar del amor que es en Cristo Jesús. Y eso es a lo que debemos llegar.

Plenitud. Eres uno con Dios, y según pasa el tiempo debe haber cada vez más de Dios en ti que del mundo. Y la plenitud es un grado de satisfacción en tu vida en que puedes mirar hacia atrás y decir: En medio de todas las situaciones, me siento satisfecho, logré aprender, crecer, transicionar. Es darte cuenta que has logrado vivir una vida feliz, de alegría. Tú debes aspirar llegar al final de tu vida y poder mirar atrás y poder concluir que has disfrutado tu vida.
Cuando te conviertes en maestro de los principios de éxito. En otras palabras, sabes cómo pasan las cosas. No es que quieras ser libre de deudas, sino que sabes los principios para ser libre de deudas. No es que quieras disfrutar tu vida, sino que sabes las reglas para disfrutarla. No es que quieres montar un negocio, sino que conoces los principios para hacerlo.
Hay quienes tienen talento para alcanzar éxito, pero no tienen vidas plenas, no son uno con Dios. Hay otros bien espirituales, pero alcanzan éxito en otras áreas, no conocen cómo funciona la vida. Y tú tienes que volverte maestro de alcanzar el éxito, aprender cuáles son los principios para aplicarlos.

“12 Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido.” Hebreos 5:12

“33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” Mateo 6:33

¿Qué es la justicia de Dios? La gente estaba preocupada porque no tenían qué comer ni vestir y no sabían qué hacer. Jesús dice: Busca el reino de Dios. eso no significa que meramente te arrodilles y te pongas a orar, sino que busques la justicia de Dios, cómo Dios hace las cosas, cómo funciona su reino. Y si tú buscas cómo funciona el reino de Dios, esas cosas se te van a añadir.
DIOS ES BUENO!!

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