El pecado

El pecado

Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. 2 Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado. 3 Porque yo reconozco mis rebeliones, Y mi pecado está siempre delante de mí. 4 Contra ti, contra ti solo he pecado, Y he hecho lo malo delante de tus ojos; Para que seas reconocido justo en tu palabra, Y tenido por puro en tu juicio. 5 He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me concibió mi madre. 6 He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría. 7 Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve. 8 Hazme oír gozo y alegría, Y se recrearán los huesos que has abatido. 9 Esconde tu rostro de mis pecados, Y borra todas mis maldades. 10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí. 11 No me eches de delante de ti, Y no quites de mí tu santo Espíritu. 12 Vuélveme el gozo de tu salvación, Y espíritu noble me sustente. 13 Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, Y los pecadores se convertirán a ti. 14 Líbrame de homicidios, oh Dios, Dios de mi salvación; Cantará mi lengua tu justicia. 15 Señor, abre mis labios, Y publicará mi boca tu alabanza.” Salmos 51:1-15

David se había obsesionado con su pecado; Su pecado estaba siempre delante de él. En estos versos, David se refiere a cuando él se acostó con Betsabé, la embaraza y mata a su esposo; Toda la vida David tuvo que pagar por ese error. Lo peor que tú puedes hacer cuando no confiesas tu pecado, es tú mismo tratar de cubrirlo; Cada vez que tratas, te metes en más problemas. David manda a buscar al capitán del ejército, esposo de Betsabé, y le da días libres para que estuviera con su esposa y así pensara que aquel hijo era suyo; Pero el capitán era tan fiel, que se quedó en la puerta del palacio. David peca porque se queda en la casa; Un rey, cuando había guerra, tenía que estar en la guerra; Por quedarse en la casa cuando tenía que salir, pecó. Ahora, ante él hay un hombre que resultó ser más fiel a su puesto que David; Y aquello le carcome la cabeza a David. ¿No te ha pasado así? Tú con tantas bendiciones, y a veces otros son más agradecidos, más fieles; Y tú te quejas. Cuando tú te enfrentas con eso, ves lo mal que estás.

David envía carta con nuevas órdenes de guerra al capitán del ejército: Que el capitán fuera al frente, y que el ejército lo dejara solo. Y así hicieron, y allí murió aquel hombre. Y David se obsesionó con su pecado porque, cuando tú no te arrepientes de verdad, tu pecado se convierte en tu obsesión, no puedes dormir, se te queda en la cabeza; Tratas de cubrirlo, pero no hay cómo sacarlo de tu cabeza. Quizás un error financiero que cometiste un día, todavía te come la cabeza; Recuerdas ciertas cosas, y se te quedan en la cabeza. Y es en esos momentos que tú tienes que ir ante el Señor, porque tú no puedes seguir tratando de cubrir tú mismo tu error; Jamás y nunca tu oración llegará a ningún lugar.

Este salmo expresa cuatro cosas bien importantes:

El pecado te hace sucio. David expresa sentirse sucio ante Dios. Una de las peores sensaciones que tiene un creyente es no sentirse limpio, porque no te sientes digno de nada; Piensas: ¿Cómo me presento así ante Dios?
Demuestra que la culpa enferma. El tú cargar con la culpa, enferma. En otro Salmo, David dice: Se envejecieron mis huesos. Porque, si hay algo que te pone viejo, es cargar con culpa. Y a la gente le gusta ponerte culpa; Y la culpa te amarga, te enferma, te envenena, tu cuerpo lo resiente; Tus huesos no lo aguantan.
Tu iniquidad –pecado continuo – rompe tu relación con Dios.
Pide perdón y misericordia. Delante de Dios es donde único tú puedes cambiar tu vida. David reconoció esto, y dijo: Me arrepiento.
Tú debes, sí, sentirte libre de condenación y culpa; Pero, de tiempo en tiempo, reflexiona de dónde Dios te libró, dónde estarías si no fuera por Él; Porque se nos olvida. No estarías donde estás, si no fuera por Dios. David reconoció lo siguiente:

Todo pecado requiere juicio, y por eso hay que pedir misericordia. Toda acción que tú tomes, tiene que ser juzgada. Ante un error, hay un juicio; Por eso, hay algo que arreglar, hay que pedir misericordia.
Tú necesitas ser limpio. No hay tal cosa como pasar por múltiples experiencias y que no quede algo de sucio en tu vida. El mismo Jesús decía que, el que se arrepintió, lo único que necesita es que alguien le limpie los pies; Porque el que está limpio de corazón, al menos los pies, los tiene sucios; Porque no hay forma de caminar en esta vida y que tus pies no se ensucien. Tú no estás totalmente limpio. Pídele a Dios que limpie tu consciencia.
David hizo todo lo posible por esconder un pecado, pero no se podía quitar la culpa él solo; Por eso es que hace falta oración por los pecados, tu confesión; Porque tú puedes cubrir tu pecado, pero solo Dios puede quitar tu culpa, solo en su presencia puedes tú salir de esa consciencia y presentarte totalmente limpio y restaurado.
DIOS ES BUENO !!

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