Fuerza de voluntad

Fuerza de voluntad

Un psicólogo escribió un libro llamado La psicología de la esperanza, en el que establece que no puedes tener esperanza, sin meta y visión de alcanzar algo en particular; El sueño tiene que ser lo suficientemente imposible para esperarlo, y lo suficientemente posible para hacer algo por alcanzarlo. Dice, también, que es necesaria la fuerza de voluntad para tomar decisiones a favor de lo que quieres, y que hay que tener los medios o el camino para lograrlo. Según él, es en la combinación de estos tres, que se produce esperanza. Pero hay otro nivel; Porque no siempre teniendo un sueño, la fuerza de voluntad y los caminos naturales para hacer lo que quieres lograr, lo vas a alcanzar. Un día te vas a encontrar con cosechas sorpresas.

En Mateo 13, un hombre sembró buena semilla y se fue a dormir; despertó, y vio que alguien había puesto cizaña con el trigo. Él sembró buena semilla, pero también cosechó lo que un enemigo sembró. Él no esperaba eso; Él se aseguró de sembrar en buena tierra, buena semilla, pero le llegó la cosecha sorpresa. Sus sirvientes se desesperaron, pero él mantuvo la calma, porque sabía que tenía buena semilla, y sabía esperar el tiempo. Lo que confunde a cualquiera es que, haciendo lo debido para alcanzar el sueño, aún así, no se alcance. Tienes un sueño, una meta, quieres alcanzarlo y tienes fuerzas para hacerlo, y a veces, los caminos que tratas no funcionan y enfrentas momentos de estancamiento; Pero tienes que tener la certeza que, si te encuentras con Jesús en el camino, los caminos se van abrir, algo nuevo va a pasar y todo lo que estás esperando, no necesariamente va a llegar en la manera que tú pensabas, pero mantén la fe, cree, aún cuando ya tus fuerzas y tu camino no funcionen. La teoría de La sicología de la esperanza es limitada porque depende de una meta, de tu capacidad y de los medios; Pero hay quienes, teniendo un sueño, no tienen la capacidad ni los medios para hacerlo, pero algo dentro de ellos les dice que lo van a lograr, y ahí es cuando llega Jesús y completa el camino que comenzaron.

La mujer de flujo de sangre sufrió por doce años. Ella tenía un sueño; Su esperanza era ser sana. Había tenido fuerza de voluntad para ir a los médicos, gastó todo lo que tenía, y aún le iba peor. ¿Cómo le damos esperanza a esa mujer? Hizo todo lo que estuvo a su alcance, pero se veía cada vez más lejos. Pero un día se encontró con Jesús. Jesús pasó delante de ella, y algo le hizo entender que ese día ella iba a recibir el milagro. Ella activó otra vez su fuerza de voluntad; Se dio cuenta que el único camino para recibir lo que siempre había soñado, era uno que ella jamás había esperado. Hay quien nunca pensó ir a la iglesia; El camino que Dios tenía para darte la esperanza que tú necesitabas para seguir adelante, era uno que tú no conocías. Esta mujer oyó de Jesús, y activó su fuerza de voluntad; Tú no tienes esperanza, si no haces algo. Ella dijo: Yo voy a obtener mi milagro; ¿Qué tengo que hacer? ¿Arrastrarme?; Pues me arrastro hasta tocar el borde del manto del Maestro. El problema es que te has desgastado tanto en el mundo que, cuando tienes a Jesús de frente, ya no quieres usar ni la fuerza de voluntad, ni el poder de creer para arrastrarte; Pero tiene que haber un momento donde tú entiendas que lo que te dio esperanza en el mundo, no es la esperanza que Dios tiene para ti y que la manera de Dios no necesariamente es tu manera; Sus caminos y pensamientos son más altos que los tuyos. Tienes que activarte hacia esa esperanza, para poderlo recibir.

El paralítico de Betesda estuvo treinta y ocho años sentado frente al lugar donde un ángel de tiempo en tiempo movía las aguas y el que entraba quedaba sano. Este hombre tenía un sueño: Ser sano. Un día, Jesús pasó delante de él y le preguntó: ¿Quieres ser sano? Y este hombre lo primero que le dijo fue: He intentado todo, y los caminos que he intentado no me han funcionado. Jesús le dice: Levántate. Pero, si él no se levantaba, no iba a recibir el milagro. Por tanto, él no podía tomar los treinta y ocho años de metas y sueños, de buscar el camino, como una prueba de lo que iba a ser su futuro. Él estaba frente al Camino perfecto, para recibir la sanidad.

Cuando tú has intentado todo, hay otro camino que Dios tiene para ti, que todavía tú no has visto; Un camino que se abre para que tú puedas cruzar al otro lado. Ten la fuerza de voluntad y la esperanza para intentarlo una vez más; Porque, cuando todo te ha fallado, el único que puede hacer la obra es el Rey de reyes y Señor de señores.

Un hombre tenía un hijo, ciego desde su niñez; ¿Su sueño?: Que su hijo fuera sano. Buscó el camino; Lo llevó a los discípulos, y ninguno lo pudo sanar. Pero llegó Jesús, y una vez más este hombre actúa para alcanzar el sueño; Oye a Jesús, y recibe esperanza. Todos querían saber si era él o su hijo quien había pecado; Pero Jesús dijo: Eso no importa; Tu hijo va a ser sano, en este momento. Aquel hombre dice: Creo; El sueño y la visión están vivos; Lo intenté por mis medios, pero fracasé; No salió como yo pensaba, pero algo dentro de mí dice que hay esperanza.

La esperanza viene cuando Jesús, se atraviesa en tu camino y te dice: Yo tengo un mejor camino para que encuentres todo lo que has buscado de otra manera. Cuando tú tienes ese encuentro, te das cuenta que hay caminos más grandes y diferentes. Definitivamente, sin visión, nada te inspira, no hay esperanza; Y tienes que tener fuerza de voluntad. Tu futuro está en tus decisiones de hoy. Tal vez perdiste la esperanza, pero si te encuentras con el Camino por excelencia, te darás cuenta que había un camino que tú jamás habías probado y, si intentas una vez más y crees, como la mujer del flujo de sangre, “si me tengo que arrastrar, me voy arrastrar, pero sé que lo voy a lograr”. Esa mujer no dijo: ¿Sabes qué?, he vivido toda mi vida luchando, no me voy arrastrar. El que quiere el milagro, cuando encuentra la respuesta, si tiene que arrastrarse, se arrastra hasta conseguirla y no permite que su frustración por el pasado le impida alcanzar lo que Dios tiene hoy. Si todo lo que has intentado, no te ha salido, sé de los que vuelve a intentar. Mejor es fallar creyendo, que fallar por no creer. Al fin y al cabo lo que le agrada a Dios es tu fe.
DIOS ES BUENO !!

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