¿Qué tienes en tu mano?

¿Qué tienes en tu mano?

2 Y Jehová dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y él respondió: Una vara. 3 El le dijo: Échala en tierra. Y él la echó en tierra, y se hizo una culebra; y Moisés huía de ella. 4 Entonces dijo Jehová a Moisés: Extiende tu mano, y tómala por la cola. Y él extendió su mano, y la tomó, y se volvió vara en su mano.” Éxodo 4:2-4

Dios le dice a Moisés que suelte la vara, y esta se convierte en serpiente; Entonces, Dios le dice que la tome por la cola; En otras palabras: Cógela de la otra manera. Dios estaba dándole una vuelta a aquella vara. Moisés la tenía agarrada siempre por la cabeza; La pone en mano de Dios, se convierte en culebra, y cuando la coge por la cola, la cabeza queda hacia abajo, arrastrándose. Ese es el cambio que Dios quiere hacer en tu vida. Todas las cosas, Él las quiere tornar; Pero esto no pasa, sino hasta que tú las sueltas en sus manos. Mientras tanto, las cosas te van a seguir mordiendo; Tú piensas que las tienes bajo control, pero el matrimonio te sigue afectando, tus hijos te siguen afectando emocionalmente, sigues sufriendo necesidad. No es hasta que tú pones las cosas que tienes en tu mano, en la mano de Dios, que entonces las puedes tomar de la manera correcta, con la cabeza hacia abajo. Dios le dijo a la serpiente que comería polvo. Se supone que Moisés no estuviera en el desierto 40 años comiendo polvo, pero como no había puesto lo que tenía en su mano, en la mano de Dios, todavía el cambio no había ocurrido.

Moisés huye de la serpiente, igual que de Egipto; Cuando tú le huyes a la responsabilidad que tienes en tus manos, a lo que tienes que hacer, te alejas del propósito divino. No es hasta que tú los coges por la cola, que todo comienza a cambiar. Dios le estaba diciendo a Moisés: Eres tú quien tiene el poder para atar y desatar, quien prende y apaga el poder, quien decide cuándo las cosas comienzan a cambiar; El poder lo tienes en tu mano.

A la pregunta de: ¿Qué tienes en tu mano?, Moisés responde con menosprecio: Una vara. Cuando la soltó, se convirtió en serpiente, y cuando la toma, nuevamente en vara. Y eso es lo mismo que pasa en la iglesia. Tenemos experiencias con Dios, Él nos abre la mente, pero después, lo que tenemos en nuestra mano es una vara. Sales motivado porque Dios te dijo que abrieras tu negocio, que vas a prosperar, pero abres y no vendes nada. Lo mismo estaba pasando Moisés. Dios le dice: Aquí está el poder, ahí está la culebra. Pero, cuando la coge, tiene una vara. Dios no remueve tus emociones ni tu percepción porque son necesarias para ejercitar tu fe; Porque los que vivimos por fe, no nos movemos por vista. Así que, tiene que haber resistencia, y la resistencia es cuando tus emociones te dicen que tú no lo puedes hacer, pero algo dentro de ti, te dice que sí puedes. Ese es el hombre de fe, el que se levanta por encima de lo que siente; Que cuando no quiere alabar a Dios, ahí es que dice: Ahora es que le voy a alabar; Mira cómo levanto las manos. Dios no quita tu percepción para que ejercites tu fe; Porque tú no vives por percepción, sino por revelación. Ahora Moisés tenía que entender que lo que tenía era una vara, pero el día que él necesitara que se convirtiera en serpiente, lo que tenía que hacer era soltarla. Tú lo que tienes que entender es que, cuando tú necesites de Dios, ahí Él va a estar.

“6 Le dijo además Jehová: Mete ahora tu mano en tu seno. Y él metió la mano en su seno; y cuando la sacó, he aquí que su mano estaba leprosa como la nieve. 7 Y dijo: Vuelve a meter tu mano en tu seno. Y él volvió a meter su mano en su seno; y al sacarla de nuevo del seno, he aquí que se había vuelto como la otra carne. 8 Si aconteciere que no te creyeren ni obedecieren a la voz de la primera señal, creerán a la voz de la postrera.” Éxodo 4:6-8

Lo que faraón tenía que obedecer era la voz de la señal. Somos productores de evidencia. La evidencia de lo que Dios hace contigo habla más fuerte que cualquier otra cosa. Contra la evidencia, nadie puede pelear. Tú eres productor de evidencia; Estás aquí para que el poder de Dios se manifieste en tu vida, y el mundo vea la evidencia de lo que predicamos. Tu país cambia, no por una palabra, sino por lo que vean en ti; El resultado de la Palabra en tu vida, les muestra que también pueden tenerlos en sus vidas. Nada de lo que se predique es tan poderoso como la evidencia del poder de Dios en tu vida. Esa es la voz de la señal. Y Dios le dijo a Moisés: Si no te creen la primera, te van a creer la segunda.

Luego de tornarle la mano leprosa, Dios le dice a Moisés que ahora se tornaría como la otra, una mano fuerte, de autoridad; Sus manos estarían al mismo nivel; Su vida, balanceada. Quizás eres fuerte en un área, y débil en otra; Pero tiene que llegar el momento en que todo lo que tú hagas, con tu derecha o con tu izquierda, tenga el mismo resultado. La Biblia dice que todo te saldrá bien. Eso de que algunas cosas tienen que salir mal, es para otros. Hay problemas y dificultades, pero Dios dijo que, a ti, todo te va a salir bien.

Dios le dice a Moisés: Mete tu mano en tu seno. Cuando la saca, estaba leprosa. Le dice: Vuelve y métela. Cuando la saca, estaba sana. Dios le estaba mostrando a Moisés la relación entre el corazón y lo que tú haces. Le dice: Lo que has hecho, te ha salido leproso porque tu corazón es leproso. Moisés sale de Egipto, porque mató a un egipcio que estaba azotando a un hebreo. Moisés estaba haciendo lo que Dios le había dicho que hiciera; Dios le había dicho que él iba a libertar al pueblo de Israel de Egipto. Pero él intentó hacerlo con sus manos, que estaban leprosas porque su corazón estaba mal. Moisés tenía ahora una vara de autoridad en su mano, pero debía saber que poder, con un corazón incorrecto, es un arma peligrosa. Dinero en manos de alguien con un corazón incorrecto, es peligroso; Igual una posición política. Porque poder en tu mano, sin el corazón correcto, puede causar grandes estragos; Y lo que Dios hace para bien, se convierte en maldición.

Has recibido bendiciones en tus manos para las que tu corazón no estaba listo. Pensarás: Si Dios sabía que mi corazón no estaba listo, ¿por qué me lo dio? Porque no era Dios el que tenía que saber que tu corazón no estaba listo, sino tú; Él te prometió que todo el que siembra, cosecha, y Él no puede detener su Palabra. El problema es no saber qué hacer con la bendición; Siembras, cosechas, Dios lo multiplica, y no sabes cómo administrarlo. Poder en las manos de alguien con el corazón incorrecto es algo bien peligroso.
DIOS ES BUENO !!

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